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*La reportera Megan Pauly reportó esta historia en inglés.
En junio, Karen Chacón de Chesterfield empezó a sentir los síntomas del coronavirus. Dice que sentía como si tuviera un mosquito en su garganta. Se sentía agotada y con sueño.
Una semana después, decidió ir al doctor para tomar la prueba de COVID-19. Al día siguiente, se dió cuenta que había perdido su sentido del olfato.
“Llamé a mi esposo y le dije, ‘no siento los olores. Yo no siento.’ Me puse a llorar, y le dije ‘es eso. Definitivamente. Es el virus,’” Chacón dijo.
Efectivamente, su prueba salió positiva. Aún así, los rastreadores de contactos del estado nunca le hablaron, y por precaución, Chacón fue la que tuvo que informar a sus conocidos que tenía el coronavirus.
“Cuando uno dice que estuvo enfermo, como que se alejan de uno. Pienso que muchas personas han sufrido esa discriminación por haber salido positivo,” Chacón dijo.
Los distritos de salud locales, como el de Richmond, han tratado de aumentar la cantidad de rastreadores bilingües para ayudar a gente latina que no habla inglés a acceder a recursos contra la enfermedad más fácilmente.
Los casos de COVID-19 entre la comunidad latina en Virginia siguen aumentando. En Virginia, aproximadamente tres veces más latinos han contraído el virus en comparación a los residentes blancos.
Entre junio y julio, los distritos de salud de Richmond y Henrico contrataron 13 rastreadores de contactos que hablan español. Este es el número de rastreadores hispanoparlantes más alto en en Virginia. Le siguen los 12 rastreadores bilingües del condado de Prince William.
Danny Avula, el director de los distritos de salud de Richmond y Henrico, dice que contratar a rastreadores bilingües ha sido difícil. Se dió cuenta rápidamente que es necesario contratar a gente que no solamente es bilingüe, sino también bicultural.
“Creo que teníamos a varias personas que hablaban español. Algunos eran hablantes nativos y otros no,” Avula dijo. “Hay una diferencia. Alguien que comparte la cultura y la experiencia de ser un inmigrante puede identificar y aliviar de mejor manera las preocupaciones y los temores de con quién habla por teléfono.”
Agnes Alamo-Ramos es una de los rastreadores de contactos bilingües que trabaja con Avula. Antes trabajaba en enfermería, y vino a Virginia de Puerto Rico. Dice que el hablar español facilita las interacciones con muchos pacientes.
“Cuando yo hablo con ellos, creo una familiaridad. Si tienen preguntas más allá o si desean desahogarse en algo… pueden desahogarse de esa forma y quizás yo puedo ayudar a proveerles los [recursos] que ellos necesitan,” Alamo-Ramos dijo.
Hay ocasiones donde el idioma no es suficiente para crear confianza. Alamo-Ramos asegura a aquellos que son indocumentados y han contraído el coronavirus que no hay que temer de los rastreadores de contactos.
“Lo que yo hago es asegurarles que la información que ellos me están proveyendo es privada. Es nadamas para el departamento de salud. Yo no trabajo para inmigración. Lo que estamos tratando es ayudarlos y proveerles información,” ella dijo.
Edgar Monterroso es un epidemiólogo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. La CDC desplazó a un equipo de médicos, encabezado por Monterroso, a Richmond, para ofrecer pruebas de coronavirus gratis en vecindarios donde la mayoría de los residentes son latinos.
Monterroso dice que muchos de los residentes con quienes hablaron viven en departamentos pequeños, donde no pueden autoaislarse tan fácilmente. Pero dice que el departamento de salud local ofrece ayuda.
“Si una persona no se puede aislar cuando se encuentra sintomática por COVID-19, están ofreciendo poder ubicar a las personas en diferentes hoteles alrededor de la comunidad,” dijo Monterroso.
Además, la ciudad de Richmond ofrece un total de $250,000 para ayudar a sus residentes indocumentados que batallan para comprar comida y pagar renta mientras están en cuarentena.
Chacón -- quien se mudó a los Estados Unidos de El Salvador en el 2012 y vive con un permiso de trabajo -- enfatiza que la pandemia ha sido en gran parte un problema económico para la comunidad latina.
Cuando se enfermó, Chacón y su esposo tuvieron la libertad de no ir al trabajo y cuidar de sus hijos. Pero en muchos casos, los trabajadores latinos no pueden faltar al trabajo, y no tienen la opción de trabajar en casa.
“La comunidad latina es la que le da un soporte a Estados Unidos en el área de trabajos y de los trabajos que son esenciales,” dijo Chacón. “A las compañías no le importamos, y siempre nos mandan a trabajar.”
Según la Oficina de Estadísticas Laborales, cerca del 80 por ciento de los latinos en el país no trabajan en casa, y muchos trabajan en áreas esenciales, como la agricultura, los supermercados y los hospitales.
CORRECCIÓN: Nuestro artículo original decía que habían 13 rastreadores de contactos bilingües en total en Richmond y Henrico hasta julio. En realidad, este número señala el número de rastreadores bilingües que se contrataron sólamente durante un periodo de 30 días entre junio y julio, no la cantidad total.