Los niños se desarrollan cuando su mundo es cariñoso, seguro y predecible. Cuando les muestras que los amas y respondes a sus necesidades, les enseñas que pueden contar contigo. A medida que les expresas amor y les respondes, ellos aprenden a manejar sus sentimientos y su comportamiento. Crecer sintiéndose seguros en sus relaciones les da la confianza que necesitan para explorar, aprender y afrontar los retos de la vida.
Tus emociones afectan a los niños, tanto si estás contento como si estás enfadado. Por eso es importante encontrar estrategias prácticas que ayuden a manejar el estrés. Al cuidarte a ti mismo estás cuidando a tu hijo.
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